¿Por qué Chávez?
Lo primero que hay que puntualizar en este artículo es el destinatario.
En efecto, este artículo no pretende convencer a quienes, impelidos durante tantos años por los medios de comunicación del sistema (la “canalla mediática”, como adecuadamente la califican en Venezuela), desposeídos de un mínimo de criticismo, son incapaces de analizar con un mínimo de objetividad la figura y la obra de Hugo Chávez. Esos a quienes han creado una imagen de Chávez construida sobre pequeños fragmentos de sus intervenciones, donde aparecía cantado, realizando determinadas afirmaciones altisonantes, todo ello aderezado con las sempiternas expresiones de “caudillo”, “populista”, “autoritario”, “gorila” tan profusas en la prensa española… Intentar convencer a esas personas es un intento baldío.
Este artículo va dirigido a esas otras personas que, digamos, no lo acaban de ver. Aquellas que, desde posiciones de izquierda tal vez no llegan a valorar en toda su dimensión lo que Chávez ha representado y representa. Hay que reconocer que prácticamente tod@s teníamos ciertos recelos inicialmente, cuando Chávez acababa de llegar al poder.
Un discurso, unas referencias que no encajan demasiado en nuestros esquemas, y además, militar, con los funestos precedentes que el componente militar tiene en Latinoamérica. Teniendo además unos cuantos precedentes de situaciones similares donde, esta vez sí, populistas llegaban al poder con un discurso que conectaba muy bien con las masas pero que, recién vestida la banda presidencial, daban la espalda al pueblo, miraban hacia Washington y colocaban entre sus principales funciones la defensa de los intereses de las multinacionales yanquis, metiendo además la mano en las arcas públicas. Era en cierta medida lógico tener este recelo, especialmente si no se conocía la historia de este hombre.
Algunos datos apuntaban en otra dirección. Uno muy significativo, el hecho de que Fidel lo recibiera en el aeropuerto de La Habana en su primer viaje a Cuba. Fidel sí que lo tenía claro. Fidel lo conocía.
Los años posteriores han ido reafirmando la posición de Chávez y convenciendo a much@s de quienes lo observaban con cierta desconfianza. La admiración por este luchador en todo el mundo ha quedado patente estos días en muchísimos rincones del planeta, incluida Euskal Herria.
En efecto, detrás de las dosis mediáticas que nos pretenden presentar a un Chávez impredecible, autoritario, ridículo, ocultan deliberadamente sus intervenciones cargadas de historia, cultura, proyectos, ideología y visión estratégica. Ocultan al propio Chávez. Nos ocultan su honradez, su trabajo abnegado, sus hondos conocimientos fruto de una pasión por el estudio, su amor por el pueblo. Los avances alcanzados en sanidad, educación, alimentación, vivienda, atenciones sociales a los sectores más desfavorecidos son reconocidas hoy hasta por gran parte de sus enemigos. Pero tanto o más importante que eso han sido los avances en otros campos en muchas ocasiones no tan tangibles. Cómo dicen muchos venezolanos, ahora tienen dignidad, ahora tienen pueblo. Chávez logró conectar con los sectores tradicionalmente excluidos y les otorgó visibilidad, protagonismo. Y eso probablemente sea lo más importante.
El comenzar a desarrollar una democracia participativa (mediante consejos comunales y otras estructuras superiores, todavía dando sus primeros pasos y con evidentes dificultades) ha supuesto poner en cuestión el delegacionismo burgués y dar los primeros pasos hacia una verdadera democracia, una democracia socialista (la burguesa nunca podrá ser auténtica democracia, auténtico “poder del pueblo” si es un voto lo que pretende hacernos iguales, obviando que en casi todo lo demás, la propiedad privada nos hace diferentes). Las nuevas experiencias de control popular de empresas, la autogestión de algunas de ellas, con experiencias que, con sus aciertos y errores, abren un camino para avanzar en el verdadero empoderamiento de la clase obrera.
Evidentemente que queda mucho por hacer, pero se ha marcado un camino, se ha echado a andar valientemente, recogiendo la dignidad de un pasado de luchas, rebeliones, transformaciones. Al pueblo es a quien le toca continuar esa labor. Esos millones de personas que han inundado estos días Caracas, esas organizaciones sociales que han estado en las calles durante todos estos años, son la verdadera garantía del proceso iniciado. El pueblo en definitiva, su conciencia, su tesón, su lucha. La frase de Chávez en su última intervención pública “Hoy tenemos pueblo, que nadie se equivoque” lo ilustra perfectamente.
Esto es lo que, a mi entender, refleja el concepto de patria tantas veces reivindicado por Chávez. Ese concepto que en la izquierda, como es normal, produce cierto o mucho rechazo (capítulo aparte merecerían esas “izquierdas” chovinistas europeas que se aferran a sus fronteras, niegan el derecho de autodeterminación a los pueblos europeos desprecian o ridiculizan a quienes quieren construir su propia patria).
La patria reivindicada por el bolivarianismo es la patria por la que lucharon los próceres de América, un concepto que surge de la negación, de la usurpación, primero por los colonos españoles y europeos, luego por los imperialistas gringos y siempre por los oligarcas vendepatrias locales. Concepto unido a la soberanía, a la independencia, que va mucho más allá de una simple bandera o sentimiento. Ese es, en mi opinión, el concepto de patria que defendía Chavez. Un concepto tal vez difícil de comprender sin conocer en profundidad la Historia de América y mirado d
esde la distancia con ojos europeos.
Pero si la obra de Chávez es indiscutible a nivel de Venezuela no lo es menos a nivel internacional. La creación de la ALBA, CELAC, Telesur… son sólo unos ejemplos del proceso de integración latinoaméricana impulsados por movimientos populares y gobiernos progresistas, pero que tienen en Chávez a su principal motor, sin duda alguna. Basta con volver la vista atrás y ver cómo estaba Abya Yala – Latinoamérica al finalizar el siglo XX. El giro ha sido notable.
El neoliberalismo, como agudización de la explotación capitalista sobre los pueblos, ha dejado paso a un futuro donde la mayor parte de países han cambiado sus referentes. Ya no miran tanto a EEUU y se miran más entre ellos. Están, sin duda, más cerca de la Patria grande de Bolivar, Sucre, Martí, Che…
Eso es, en unas pocas líneas, lo que representó Chavez. Con sus aciertos y con sus errores, aunque suene a tópico.
¿Por qué Chavez? Simplemente, por todo eso y lo que vendrá.
Iñaki Etaio, militante de Askapena