Elinternacionalismo, factor de fractura en los primeros años del PNV
Confrontación generacional y de clase
herien mundurantz
euskal herria internazionalista
boga!
Sabino Arana murió en noviembre de 1903. Sus 38 años de vida estuvieron plagados de tensiones y de contradicciones. Quien se había apasionado con su proyecto político se sintió al final de su vida fracasado, quien fundó el PNV pensó disolverlo, quien soñaba con independizarse de España propuso crear una Liga vasco-españolista. Oscilaciones que dieron pie a lecturas contradictorias entre sus seguidores.
El internacionalismo, uno de los ejes del distanciamiento
El año 1906 celebró el PNV la primera Asamblea y elaboró su Manifiesto programático. Para entonces, ya iban tomando cuerpo las distintas tendencias que se habían gestado en su seno. La burguesía controlaba el aparato del partido y buscaba una fórmula de entendimiento con el Estado español. La dirección del partido se conformaba con un Estatuto de Autonomía que permitiera a los capitalistas vascos sentirse cómodos en España. El sector juvenil se había organizado en Juventud Vasca e iniciado sus actividades en 1904. Dos años más tarde comenzaron a editar un órgano de difusión propio, Aberri (Patria). Su sensibilidad -fiel al pensamiento independentista de Sabino Arana- pronto entró en conflicto con la dirección del partido. Para 1912, era el propio apartado del partido el que reprimía a su organización juvenil por considerarla desviada del pensamiento oficial. La confrontación adquirió tal virulencia que el PNV expulsó de sus filas a Luis Arana, hermano mayor y mentor de Sabino. A los jóvenes se les prohibió que editasen Aberri. En 1916 el partido, consecuente con la ideología predominante en la Dirección, cambió de nombre por el de Comunión Nacional.
Aunque la confrontación interna tenía muchos frentes, la sensibilidad frente a los acontecimientos internacionales fue uno de los más activos. Un hecho de ámbito internacional agudizó las contradicciones internas. En Abril de 1916 los patriotas irlandeses protagonizaron en Dublín el histórico levantamiento contra el imperio británico que se conoce como la sublevación de Pascua. La burguesía que controlaba Comunión Nacionalista se posicionó abiertamente del lado del nacionalismo irlandés moderado y colaboracionista de Redmond. Y, yendo aún más lejos, defendió la política colonial británica tanto en Irlanda como en la India; descalificó duramente a los independentistas acusándoles de haber provocado “unas sangrienta botaratada”, una “desdichada intentona”; los culpó de actuar como criminales para desatar la revolución y sabotear la retaguardia inglesa. Dedicó parecidas descalificaciones a los independentistas hindúes. De esa forma, la dirección de Comunión Nacionalista se constituyó en defensora de la política exterior inglesa alegando su buen hacer tanto en la India como en Europa, donde “está defendiendo la libertad del continente frente a Alemania”.
Aquella enérgica defensa del imperialismo inglés tenía unos destinatarios más cercanos. El nacionalismo burgués intentaba ahogar el clamor independentista que había tomado cuerpo en la juventud del propio partido; no quería que los movimientos independentistas de Irlanda y de la India marcasen precedentes a los independistas vascos. Los jóvenes asumieron el reto y protestaron de forma también vehemente. Rechazaron las duras acusaciones y condenas que la oficialidad del partido había emitido contra Conally, Pearce, Casement... los independentistas irlandeses que se había enfrentado a Inglaterra en las calles de Dublín. La organización juvenil no gozó de libertad de expresión interna ni se le permitió exponer sus argumentos en Euzkadi, el órgano oficial del partido.
La actitud represora de la dirección dio lugar a duros enfrentamientos personales entre Kizkitza, (ideólogo de Comunión y director de Euzkadi, que había proferido infamias contra el independentista irlandés Casement) y Eli Gallastegi, defensor de los sublevados en Irlanda y en la India.
Los nuevos aires internacionales
Mientras las tensiones se agudizaban en el seno del nacionalismo vasco, Europa se vio envuelta en la llamada Gran Guerra. Al final de la misma, toma cuerpo en el escenario internacional la conocida como Doctrina Wilson que reivindica el derecho de autodeterminación de los pueblos. Juventud Vasca se siente reforzada en sus planteamientos y realiza una campaña para difundir entre sus paisanos el contenido de dicha doctrina. La sintonía con el panorama internacional y la defensa del derecho de autodeterminación, ayudan a madurar la conciencia internacionalista de los jóvenes nacionalistas. En diciembre de 1919 celebran su primera Asamblea y se constituyen como Eusko Gaztedi Batza (Asamblea de la Juventud Vasca). Uno de los acuerdos que adoptan en dicha asamblea tiene un marcado carácter internacionalista: se comprometen a difundir información respecto a la situación de su pueblo tanto en los núcleos vascos que residen en el exterior (la diáspora) como en los foros internacionales con los que pretenden establecer vínculos estables. Consecuentes con esta nueva dimensión, hacen llegar su solidaridad a la viuda de Mac Swney, patriota independentista irlandés y alcalde de Cork que murió en prisión en octubre de 1920 tras haber permanecido durante 70 días en huelga de hambre.
El internacionalismo, uno de los ejes en el refundado PNV
Las diferentes líneas políticas que sigue cada uno de los grupos nacionalistas conducen a la ruptura entre ambos. El 4 de septiembre de 1921 los jóvenes refrendan la ideología independentista que los caracteriza, se reafirman en su concepción internacionalista y refundan el PNV. El 8 de Julio de 1923 la fracción más dinámica del nacionalismo catalán propone la creación de la Triple Alianza para agrupar a catalanes, gallegos y vascos que intentan emanciparse del Estado español. El recién refundado PNV acepta la invitación entendiendo la Triple como una alianza internacional.
Para entonces ya ha estallado la lucha de liberación de la colonia marroquí contra la metrópoli española. El nuevo PNV reclama el derecho de Marruecos a la independencia; a pesar del sentimiento patriótico español favorable a la intervención, mantiene una insistente y arriesgada campaña contra esta guerra colonial. Aberri cuenta con la colaboración de un representante del nacionalismo marroquí. El PNV estableció estrechas relaciones con los sublevados en Marruecos y propuso su incorporación a la Triple Alianza, incorporación que no llegó a formalizarse. La campaña a favor de la independencia marroquí fue severamente reprimida por el Estado español. El proyecto de la Triple Alianza y la refundación del PNV no tuvieron un recorrido muy largo ya que en septiembre de 1923 se produjo el golpe militar de Primo de Rivera.