«Venezuela ha rescatado el concepto de socialismo»
Luismi Uharte Autor de «El sur de la revolución»
Profesor de la Universidad Central de Venezuela y miembro de Askapena, Luismi Uharte acaba de publicar con Txalaparta «El Sur en Revolución. Una mirada a la Venezuela Bolivariana», un libro con el que pretende difundir «la realidad de un pueblo que está intentado construir un país en libertad y en democracia»
Martxelo DÍAZ | GARA
Uharte, que ha vivido de cerca el proceso bolivariano en Venezuela los últimos cuatro años, destaca que América Latina se encuentra en uno de los momentos más importantes de su historia reciente.
¿Qué supone para América Latina la Venezuela de hoy?
En América Latina hay cuatro puntos de inflexión en los últimos 50-60 años. El primera fue la Revolución Cubana de 1959, el segundo el Chile de Allende, el tercero la Nicaragua sandinista y el cuarto es 1998, cuando comienza el proceso de la Revolución bolivariana. Éste puede ser el momento histórico más importante desde hace 200 años.
Después de la primera independencia, se está a las puertas de lograr una segunda independencia. Es un proceso que transciende a Venezuela y tiene dimensión continental. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, señala que «no estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época».
Cuando hace 18 años cayó el Muro de Berlín, los gurús del capitalismo neoliberal y los fukuyamas de turno anunciaban la victoria del capitalismo y el fin de la historia, vemos que se equivocaron. A principios del siglo XXI, en un contexto diferente, Venezuela es el motor del cambio. Este libro es un intento de mostrar un proceso de cambio, convulso y complejo, que tiene logros y errores. Espero que sea también una vacuna contra el eurocentrismo, esa enfermedad que padecen las derechas, que tratan de populismo cualquier proceso a favor de los pueblos, y las izquierdas dogmáticas, que descalifican como reformismo lo que no se ajusta al manual.
Una de las acusaciones que se realiza al proceso venezolano es el caudillismo de Hugo Chávez.
Como todo proceso es complejo y contradictorio. Además, es fruto de la propia tradición política venezolana. Es evidente que no podemos reducir el proceso venezolano o su tradición política a conceptos como el caudillismo o el populismo. Si eso se utiliza como arma arrojadiza para intentar desvirtuar procesos, es un análisis absurdo. Como los neoliberales califican de populismo todo lo que no les gusta, este concepto está perdiendo su valor analítico.
Simón Bolívar puede ser considerado como un caudillo, pero fue el que liberó no sólo Venezuela sino gran parte de América Latina y que desde hace 200 años tuvo claro que era necesaria la integración de los países latinoamericanos para construir sociedades libres y justas. Fue un caudillo que hace 200 años, cuando EEUU aún no era lo que es hoy, tenía un posicionamiento claramente antiimperialista.
El fenómeno del caudillismo está presente en la Venezuela actual, pero el proceso de cambio es un compendio de elementos muy complejos que no se quedan en el caudillismo ni el populismo. Estamos hablando de nacionalismo, de alternativas populares, de socialismo que transciende el socialismo real del siglo XX, una democracia participativa que no se ve en muchos países del mundo. Están surgiendo consejos comunales que serían como los soviets antes de que la máquina burocrática estalinista acabase con esas expresiones de poder popular. En el pueblo venezolano los niveles de organización son muy bajos, a diferencia de Bolivia, donde son muy altos. Era una sociedad fragmentada y totalmente individualista, sin organizaciones populares. En estos diez años se ha dado una explosión del poder popular.
En una época de crisis ideológica del neoliberalismo, ¿puede ser el proceso bolivariano una alternativa para los pueblos europeos o está demasiado ligado a América Latina?
Es fundamental, porque transciende a Venezuela y al continente americano. Después de los grandes errores que se cometieron en el siglo XX bajo las banderas del socialismo, parecía que era imposible rescatar de nuevo la lucha por el socialismo.
Uno de los grandes aportes que han hecho Venezuela y su presidente ha sido rescatar el concepto de socialismo. En Venezuela y en América Latina se habla cada vez con más naturalidad de socialismo del siglo XXI. Como planteaba Fidel Castro hace años, la clave está en la batalla de las ideas. Actuar contra el capitalismo no es sólo una batalla política y económica, sino ideológica. Hay que descolonizar las mentes de todos para que nos quede cada vez más claro que el sistema en el que vivimos es irracional y absurdo.
Pero, la propuesta que hay que hacer tiene que ser diferente a la que se implementó en el siglo XX. Ahí está la validez universal del proceso venezolano en plan crisis de un sistema capitalista, que en los momentos de crisis socializa las pérdidas pero en los momentos de bonanza privatiza las ganancias. Así no se puede vivir.