Filtro, 28 años. Saludo de Askapena
Los gobiernos demócrata-liberales del capitalismo hegemónico, sean de aquí o de allá, sean algo más sociales, tecnócratas de centro o algo más fascistas, siempre echan la culpa de todos los males a factores externos o ajenos: antes al comunismo, a la Guerra Fría, al terrorismo, ... actualmente al cambio climático, a la migración, a la pandemia del covid de los chinos, a la guerra caliente en Ucrania de Putin, a la crisis económica-financiera internacional, siempre a la maldad intrínseca de otros pueblos y culturas y culpabilizan y criminalizan las reivindicaciones supuestamente desmedidas de los sindicatos y organizaciones populares, y la avaricia e inculta estupidez atribuida a los propios pobres.
No son solo excusas y mentiras de los gobiernos para tapar sus negligencias, incompetencias o para disfrazar una maldad bíblica del ser humano. Son también parte inexorable del mecanismo capitalista que requiere para su mera supervivencia guerras, hambrunas, miserias, pandemias y los imprescindibles privilegios de algunos pocos en continua competitividad suicida entre ellos. Niegan la dialéctica, pero lo llaman “el motor” y a la vez “el fin” de la historia o “destrucción constructiva” necesaria para su progreso.
Y les funciona. Funciona porque nos han adiestrado y hemos asimilado sus privilegios como si fueran sus méritos. Estamos aceptando su propaganda demócrata electoralista sobre cómo van a resolver nuestras necesidades y problemas, y cuándo van a poder satisfacer nuestros deseos. Obviamos que sus objetivos realmente prioritarios son democráticamente inconfesables.
En este sentido somos responsables porque sabemos o deberíamos saber que “solo el pueblo salva al pueblo”; solo el pueblo desaliena al pueblo; solo el pueblo puede educar, formar y organizar democráticamente al pueblo. Y no habrá ni paz ni justicia en ninguna parte del mundo sin que en todos los lugares del mundo, todos los pueblos y todas sus personas cada día luchen por ello. La paz y la justicia es esta lucha. Es lucha y no otra cosa que nos venden cuando en realidad nos están comprando a cambio de baratijas, moneditas, cruces, ideologías, falsas libertades y derechos, crecimiento económico y elecciones, cuentos, postverdades, megaversos y abalorios varios.
“La solidaridad internacionalista es la ternura entre los pueblos”, es crear condiciones suficientes para distribuir las riquezas existentes, la que ya hay en la tierra y la que producimos, con justicia y para satisfacer las necesidades básicas de todas las personas, de todos los pueblos y de todas las futuras generaciones. La solidaridad internacionalista es “sentir en lo más hondo” y luchar cada día para eliminar “cualquier injusticia contra cualquiera en cualquier lugar del mundo”.
El esfuerzo, el sufrimiento, el dolor, el sacrificio que supone esta lucha siempre serán el mal menor frente a la dejación de esta lucha, frente a la huida ilusa a una isla paradisíaca inexistente, al desierto de Judea, al ocio de la virtualidad o directamente al campo enemigo. Cualquiera de estas huidas significa inexorablemente la derrota propia y ajena.
Esto lo comprendieron tanto Jesús María Goitia, Mikel Ibáñez Oteiza y Luis Lizarride como Roberto Facal y Fernando Morroni y lo sigue practicando coherentemente hasta el día de hoy su madre, Norma, una mujer más que buena, una “imprescindible” en esta lucha de todos y todas.
Gora Roberto y Fernando
Gora Norma
Gora el pueblo solidario e internacionalista del Uruguay
Hamaika Herri Borroka Bakarra
ASKAPENA, solidaridad internacionalista vasca,
desde Euskal Herria, el 2022-08-24
Saludo de Etxerat:
En este 28 aniversario de la muerte de Fernando Morroni y Roberto Facal a causa de la represión policial ante el hospital Filtro de Motevideo la asociación de familiares de las presas y presos, exiliados y refugiados políticos vascos Etxerat os envía todo su cariño y gratitud, y un fuerte abrazo solidario a los familiares y allegados de Fernando y Roberto, además de nuestro agradecimiento al pueblo uruguayo por su firme compromiso tanto con la libertad como con la solidaridad con los pueblos y las personas. Al mismo tiempo queremos unir nuestra voz a la vuestra para denunciar la impunidad que protege, todavía hoy, a los autores de estas muertes y para exigir que se esclarezca lo ocurrido ante el Hospital Filtro.
Nunca podremos olvidar que aquel 24 de agosto el pueblo uruguayo se movilizó en solidaridad con varios refugiados vascos en Uruguay y en contra de la guerra sucia emprendida contra ellos por el gobierno español encabezado por el “socialista” Felipe González. Como familiares de represaliadas y represaliados vascos sabemos que no podemos olvidar, porque sin justicia, sin memoria, contribuimos a alargar el sufrimiento y a que se pueda repetir lo sucedido.
Mientras tanto, en Etxerat seguimos trabajando para acabar con la excepcionalidad jurídica que todavía se aplica a nuestros 180 familiares presos políticos y para facilitar el regreso a Euskal Herria de nuestros 24 familiares exiliados y de los 8 deportados. Seguiremos trabajando, estrechando lazos y avanzando para que ni allí, en Euskal Herria, ni aquí, en Uruguay, nunca más vuelva a ocurrir lo ocurrido.
Etxean eta bizirik nahi ditugu!