Comunicado de Endavant sobre la hoja de ruta presentada pro Mas

En Catalan

Ante los movimientos que Artur Mas y su entorno político han efectuado esta semana, desde EndavantOSAN queremos comunicar que nosotros, como organización de la izquierda independentista, no participaremos ni de ninguna candidatura que surja a raíz de la propuesta que Mas hizo el pasado Martes ni de ninguna estrategia concertada con CiU.

Vender ahora una hoja de ruta de 18 meses hacia el estado independiente es una tomadura de pelo si tenemos en cuenta lo que ha pasado desde diciembre de 2012. Con el llamado "Pacto por la libertad", CiU y ERC ya pactaron una hoja de ruta de construcción de estructuras de estado y convocatoria de un referéndum en el plazo máximo de 24 meses. Posteriormente, en diciembre de 2013 se acotó esa misma hoja de ruta, ahora con el apoyo de la izquierda independentista aun no compartiendo buena parte de los planteamientos, a 11 meses. 11 meses que tenían que llevar a la celebración de un referéndum de autodeterminación. Y en este contexto, organismos como el ANC trazaron una hoja de ruta que finalizaba en abril de 2015 con la proclamación de la independencia del Principado de Cataluña. Esta hoja de ruta ha sido incumplida reiteradamente, a pesar de que cada vez que se ha chutado la pelota adelante se ha querido vender como una victoria. ¿Dónde están las estructuras de estado que tan pomposamente anunciaban a finales de 2012 y que eran la excusa para posponer, ya entonces, el referéndum hasta 2014? ¿Dónde está el mandato político surgido del 9N? Donde queda la perspectiva de proclamar la independencia del Principado en abril de 2015?

Todo ello queda desvanecido por la negativa reiterada de CiU a romper con el orden constitucional. Una negativa que culminó con la reconversión del 9N en una gran movilización que en la práctica desactivaba por mucho tiempo la opción de un referéndum unilateral que rompiera la legalidad española. Y esto en un contexto en que los sectores movilizados tuvimos que elegir entre salir derrotados del pulso del referéndum debido a la negativa de Mas a desobedecer, o aceptar una convocatoria que convertía el referéndum en una movilización popular. ¿Por qué debemos creer que ahora esta hoja de ruta de 18 meses será el de verdad? No tenemos ningún motivo para creerlo y menos aún después de analizar los pasos concretos que se proponen. Porque a pesar de la puesta en escena, el camino trazado por Mas se convierte en el más miedoso y servil de todos los caminos que hasta ahora ha propuesto el soberanismo oficial.

Desactivada ya la opción de un referéndum unilateral, ahora Artur Mas pretende desactivar la opción de rotura a través de unas elecciones que conduzcan directamente a la proclamación de la independencia. La fórmula es que, bajo la apariencia de unas elecciones plebiscitarias, escoja un gobierno de tecnócratas y borre la presencia parlamentaria diferenciada de otras opciones independentistas. Un gobierno que tendrá como encargo construir las estructuras de estado -ya sabemos el resultado en estos 2 años- y negociar con la comunidad internacional un reconocimiento de Cataluña como futuro estado independiente. Con qué fuerza? Con ninguna. Y qué pasa si la comunidad internacional, como todo parece presagiar, se cierra en banda? Entonces se abren las opciones para un pacto con el estado para mayor autonomía, apadrinado por la UE. Y todo ello sin oposición independentista en el Parlamento y implicando a todas las opciones independentistas de forma colegiada a través del gobierno de tecnócratas.

La opción de la desobediencia no es contemplada, como no lo ha sido en estos últimos dos años, y ahora tenemos los resultados. Por tanto, en la propuesta de Mas no hay ni un solo elemento que permita pensar que es un camino viable hacia la independencia de una parte de la nación, y mucho menos que este camino sirva para, paralamente, ir acumulando fuerzas en el resto de la nación para abrir nuevos procesos de ruptura.
CiU está mezclando el proceso de autodeterminación con la recomposición del centro-derecha nacionalista, y está poniendo el primer factor al servicio del segundo. Es así como creemos que hay que descifrar las claves ideológicas del discurso de Artur Mas del pasado martes. La envoltura política con el que Mas plantea ahora la llamada "lista de país" es un pupurri de retórica gaullista. Esto es, la anulación de cualquier oposición política a la izquierda por la vía de erigirse en defensor único de los intereses nacionales. Los ideales por encima de las ideologías es un concepto que lo ejemplifica. La voluntad de Mas de situarse por encima de los partidos es una copia mimética de la retórica del general francés. Todo ello culmina una secuencia propagandística que en los últimos meses ha sido dirigida no a convencer nuevos sectores sociales de la necesidad de la independencia, sino a cohesionar los sectores ya existentes en torno a una figura política y a disolver la propia idea de proyectos sociales contrapuestos en el seno del soberanismo.

La voluntad de anulación de todas las propuestas independentistas de izquierdas y de centro-izquierda y subordinarse a su estrategia es una necesidad vital del centro-derecha nacionalista para poder recomponer y que un renovado bloque dirigente continúe gestionando durante décadas la sociedad catalana. Cualquier organización, no ya de la izquierda independentista, sino situada a la izquierda de CiU, que acepte el esquema propuesto por Mas, creemos que demostrará de una manera muy fehaciente un nulo sentido de autonomía política, no creerse su papel de representatividad de unas clases sociales determinadas, y una acusada subsidiariedad respecto al cataluñismo de raíz pujolista.

¿Qué creemos que tiene que hacer la izquierda independentista?

Es público y sabido que Endavant, y la izquierda independentista, hemos mantenido una crítica constante al diseño del proceso soberanista. Una crítica que se basa tanto en lo que tiene de fragmentador el proceso político iniciado en Cataluña respecto al conjunto de los Països Catalans, como por su diseño exclusivamente en clave institucional-autonomista, y también por su enfoque al margen de los intereses de las clases populares.

Esta crítica nos ha puesto muy a menudo en grandes contradicciones y ha supuesto también un debate a veces tienes dentro del movimiento. La opción mayoritaria, sin embargo, ha sido la de explorar las oportunidades de ruptura que llevaba implícito la primera hoja de ruta del soberanismo. El nuevo rumbo emprendido por Artur Mas en los dos últimos meses ha liquidado el elemento de ruptura que nos conducía a participar de la anterior hoja de ruta: un referéndum de autodeterminación que supusiera un choque de legitimidad entre una parte del pueblo catalán y España, y que a la vez pudiera servir para descabalgar el autonomismo de su posición dirigente en el seno de la sociedad del Principado.
Al nueva hoja de ruta propuesta no hay ningún elemento de ruptura real, sólo enfrentamientos retóricos con el estado. Y a ello hay que sumar la lección extraída las últimas semanas de cómo un presidente incapaz de desobedecer el estado ha podido capitalizar el rédito político de la movilización popular. Por tanto, creemos que la izquierda independentista no tiene ningún motivo no ya para participar directamente de la candidatura propuesta por Mas, sino tampoco de la estrategia política que se querrá concertar desde los sectores sociales afines al nuevo soberanismo convergente. Ahora es la hora de intensificar el camino de la unidad popular.

¿Qué camino hacia la independencia?

Recuperamos un fragmento de lo que ya publicamos en un comunicado del pasado 3 de noviembre:
Si la dirección política del proceso por parte de las élites del Principado es incapaz de materializar cualquier ruptura con España, habrá quedado demostrado una vez más que un proceso popular como el que ha defendido históricamente la Izquierda Independentista es el único posible. El proceso popular que proponemos es, además, el único que, al pasar por encima de las leyes españolas, pasa por encima también de las fronteras españolas (entre comunidades y entre estados) y es parte, por tanto, del necesario proceso de construcción nacional. Esta estrategia de liberación nacional debe ser válida para todo el territorio de los Países Catalanes y pasa necesariamente por la desobediencia y la ruptura. Tan en la coyuntura de corto plazo (el propio 9-N) como en escenarios posteriores, la Izquierda Independentista ha dotado de un instrumento (Independencia para Cambiar todo) y de una campaña (desobedeciendo) que han supuesto un primer intento de construir un movimiento autónomo de las clases populares para intervenir en la ola movilizadora independentista. Este modelo creemos que debe ser reforzado por todo el movimiento si no se quiere caer en el mero seguidismo de la hoja de ruta de las clases dirigentes.

¿Qué características debe tener este proceso popular hacia la independencia?

La socialización del programa de la Unidad Popular.

La construcción del sujeto revolucionario que debe materializar este programa.

La creación de estructuras de alcance nacional que constituyan una alternativa a las estructuras institucionales existentes.

La creación de organizaciones sectoriales de alcance nacional en todos los ámbitos.

La socialización de una estrategia concreta dirigida al derribo de España.


Pongamonos manos a la obra!

La lucha es el único camino!

 

Països Catalans, 29 de noviembre de 2014