(Artículo de opinion publicado en la edición de Gara del lúnes 29 de abril de 2013)
¿Cómo entender los asesinatos selectivos, los vuelos mortíferos de drones, las cárceles secretas y el golpismo que en el caso de Honduras y Paraguay ha logrado lo que en Venezuela, Bolivia y Ecuador no ha podido conseguir, sin ubicarnos desde el antiimperialismo teórico y militante?
Desterrar de nuestro vocabulario conceptos introducidos hábilmente por el sistema dominante es una tarea insoslayable para todos los y las que pretendemos entender la realidad en pos de revolucionarla. Una de las muestras quizás más dramáticamente representativa de este fenómeno es la aceptación hegemónica que ha logrado el concepto de «globalización» a la hora de describir el funcionamiento actual del sistema. En efecto, mediante este acto de ingeniería ideológica que básicamente celebra la existencia de un mundo supuestamente «interdependiente» e «interconectado», se ha logrado diluir cualquier tipo de asimetría de poder y por lo tanto de antagonismos, presentes, hoy más que nunca, en esta tan alabada interdependencia mundial.