* por Iniciativa Garzón en Argentina
Arropado por una multitud solidaria y consternada, este pasado sábado fue homenajeado en su pueblo natal de Elorrio, el prisionero político vasco Arkaitz Bellón, la última víctima de una política asesina llevada a cabo por el gobierno español, desde que se aplica esa doble condena que significa la dispersión.
Arkaitz, murió en la cárcel de exterminio de Puerto Santa María, en Cádiz y la autopsia forense señala alegremente que su deceso se produjo por ""muerte súbita por causas naturales". Lo de "natural" suena a eufemismo en las condiciones en que se hallan centenares de presos y presas vascas desde hace décadas.
¿Quién era Arkaitz Bellón? Un chico entrañable, solidario, deportista, buen amigo. Así lo describen quienes lo trataban en su pueblo, cuando a la edad de 23 años se comprometió con la militancia independentista y participó, en el año 2000, en una de las tantas manifestaciones de protesta contra la dominación española, realizadas con motivo de las fiestas de la ciudad de San Sebastián. Lo detuvieron por un hecho que hubiera sido clasificado de menor en cualquier parte del planeta, en donde este tipo de movilizaciones se castigan con una multa. Pero en Euskal Herria las cosas son muy distintas y más aún si los que se rebelan son vascos o vascas. Por eso el joven Arkaitz fue condenado a 13 años de cárcel, en uno de esos tantos juicios-farsa con magistrados como el ex juez Baltasar Garzón.